

Década de los 50. Roma o la ciudad eterna. Boom económico y florecer post bélico. Las calles coloridas del Trastévere acogen fiestas y jolgorio que confluyen en la Vía Veneto, espacio reservado a intelectuales y la flor y nata internacional. Surge un estilo de vida despreocupado y dedicado a los placeres mundanos: el comienzo de la Dolce Vita. Un periodo de efervescencia cultural y transformación social, cuyo legado perdura a través de la moda, el cine y la cultura.
La Dolce Vita marcó un alejamiento de las estrictas normas sociales y morales del pasado hacia una actitud más liberal y hedonista. Las decisiones giraban en torno a la búsqueda del placer y la satisfacción personal, dejando atrás las restricciones tradicionales.
Ryan Paris, famoso cantante italiano, lo expresó en su canción “La Dolce Vita”: «Es nuestra última noche juntos con nuestro amor”. Con ella anima a disfrutar el tiempo al máximo y a aferrarse al amor frente a la incertidumbre.
Esta nueva era inspiró a numerosos artistas que plasmaron este estilo de vida en sus obras. Una de las más icónicas y pieza angular del séptimo arte fue la película homónima de Federico Fellini, “La Dolce Vita”. El film recoge todos los elementos cruciales de esta era y nos regaló escenas inolvidables como la del baño en la Fontana de Trevi de la próspera Anita Ekberg.
Símbolo de la Roma de esa época fueron los paparazzi, término acuñado por Fellini para retratar a los insistentes y escurridizos fotógrafos de la prensa rosa. Aunando los conceptos “paparazzo” (en dialecto significa ‘mosquito’) y “ragazzo” (‘niño’ en italiano), describió la esencia de estos artífices de momentos que aún perduran en el imaginario colectivo.
Caben destacar el primer desnudo de Brigitte Bardot, el beso captado entre Liz Taylor y Richard Burton durante el rodaje de Cleopatra, las sugerentes poses de la provocativa Sofía Loren o la elegante Audrey Hepburn.

¿Cómo era la estética de la Dolce Vita?
El estilo de la dolce vita, conocida por su estética sofisticada y elegante, refleja el glamour y la moda propia de la década de 1960 en Italia. A medida que diseñadores y fabricantes textiles retomaron su labor, sus lucidos diseños respondieron a una necesidad de glamour frente a la privación en tiempos de guerra. La alta costura italiana y la confección fina se convirtieron en exportaciones populares que seguimos encontrando en armarios contemporáneos.
Por las calles era común ver a mujeres con vestidos ajustados, a menudo con estampados florales y escotes pronunciados o sensuales trajes de dos piezas de colores vibrantes y femeninos. Complementos como cinturones ajustados alrededor de la cintura, grandes gafas de sol y llamativas joyas elevaban estos looks a su máxima potencia.
Los hombres lucían por el día trajes a medida que destacaban por su elegancia y sofisticación y reservaban los esmóquines clásicos y distinguidos para los eventos. Ambos acompañados de relojes de pulsera, pañuelos de bolsillo y corbatas estrechas reflejaban el gusto por la atención y el detalle.
El rol de las corbatas en la moda de la Dolce vita
En la película «La Dolce Vita» las corbatas jugaron un papel simbólico en la representación del estilo de vida y la moda de la época. Atributos como elegancia, sofisticación o estatus posaban sobre la corbata el sello distintivo de los hombres con estilo.
Siguiendo esta corriente, solían ser de colores oscuros, como el negro, el gris, el azul marino o el burdeos. Un ejemplo de ello podría ser nuestra corbata Handrolled Shantung Blue Tie. Aunque también se utilizaban estampados discretos, como rayas estrechas o diseños geométricos simples.
El nudo de la corbata, su largura y su encaje con el resto del atuendo era una muestra de sofisticación y buen gusto. En esta línea, era común ver a los hombres de La Dolce Vita luciendo corbatas ajustadas y perfectamente anudadas, lo que acentuaba su imagen de hombres refinados y exitosos.
Esta y otras obras consolidaron internacionalmente la reputación de ciudades como Milán, Roma, Turín o Palermo por la ropa confeccionada a medida. La campaña de marketing made in Italy consiguió afirmar lo que el street style de la época venía pronosticando: Italia se erigía como el máximo referente de estilo y sofisticación.
Dolce & Gabanna, Valentino, Prada, Dior, Armani y Pucci son solo algunos de los nombres que evocaron la esencia de la Dolce Vita en sus colecciones y accesorios, redescubriendo su estilo característico e imitándolo a través de formas, colores y texturas.
En conjunto, la época de la Dolce Vita se convirtió en un símbolo cultural y una referencia icónica del cine y la moda. Su máxima expresión de exploración creativa y su cambio de actitud consiguió influir a generaciones de artistas, cineastas y diseñadores, y su legado perdura hasta la actualidad.
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