Las corbatas ancient madder, o cuando la calidad se impone.
Estilo, personalidad, clase, elegancia… Son numerosos los atributos que se pueden asociar a una prenda de vestir. Más aún a una corbata, tan propia y característica. Pueden pasar los años y los siglos, pero la esencia permanece. Y muchas de las técnicas y artes que rodean a su producción también. Una de ellas, quizás la de mayor pureza en cuanto a impresión y diseño, es la ancient madder.
La seda interpreta un papel protagonista en este concepto, ya que es el material predominante con el que se trabaja. No obstante, hay muchos otros elementos y adjetivos que debemos citar para desgranar y comprender las corbatas ancient madder en su conjunto. En ellas prima lo distintivo y desprenden un aroma a clasicismo. No son un producto común, ni pretenden serlo. Es más, su propósito es precisamente alejarse de lo mundano y común, del público general.
Pero, ¿de dónde viene el término ancient madder?
El término «madder» significa “rubia”, traduciéndolo literalmente, y corresponde al colorante natural que se utiliza para la impresión del tejido. Colorante que es extraído de una planta herbácea eurasiática conocida como «La Rubia Tinctorum». La raíz de esta planta se emplea desde la antigüedad para la fabricación de diversos tintes destinados a la industria textil. Así que he ahí el porqué del uso del término «ancient» y de su combinación con el propio “madder”, que se convirtió hace ya años en un estilo propio de corbatas.
Avanzábamos que este arte centenario se empleaba principalmente con uno de los materiales más selectos en el sector textil: la seda. Así, las sedas teñidas mediante esta técnica, valga la redundancia, se caracterizan por su acabado polvoriento y por optar por colores profundos y apagados. Precisamente, si nos centramos en los colores, esta forma de impresión se apoya muy habitualmente en tonos rojos, verdes, chocolate, azul medio y amarillo y todos ellos, normalmente, con acabados mate.
A su vez, el teñido no se lleva a cabo sobre cualquier seda. Esta pasa un laborioso tratamiento para obtener el mejor resultado. Antes de nada, la seda es hervida, con lo que se consigue la eliminación de resinas naturales. Seguido se lleva a cabo el teñido y posteriormente se baña en una nueva solución de resinas naturales gracias a las que se consigue su suave tacto y ese peso tan característico.
Una producción en la que artesanía y exclusividad se dan la mano
Inglaterra, uno de los epicentros de la moda masculina durante tanto tiempo, es el origen y el lugar donde más se trabajaron y lucieron las corbatas ancient madder. De hecho, tuvieron mucha incidencia en el Ivy Style, tan típico de las élites estudiantiles de los años 50 y 60.
En cuanto a su producción, hablamos de un proceso artesanal ante todo. Antiguamente se tallaban bloques de madera con el diseño para la impresión de seda, pero en 1980 desapareció el último taller en Londres dedicado a ello, dejando huérfana la técnica en un país donde la tradición es ley. Hoy en día, aún utilizando el serigrafiado para la impresión de este tejido, esta técnica es casi un arte perdido.
La principal razón para la mengua en la producción y para la progresiva desaparición de las corbatas ancient madder es que los costes de producción siguen siendo elevados. Además, tan solo algunos tintoreros ingleses son capaces de continuar con esta labor. Eso sí, para el cliente exigente que busca significarse con corbatas personales y confeccionadas a detalle y con mimo, las ancient madder continúan siendo una opción y se niega a su extinción.
Todo el arduo proceso de fabricación e impresión del tejido junto a unos diseños exquisitos y la confección a mano en Florencia de nuestras corbatas hacen que estemos ante un producto totalmente exclusivo ya disponible en nuestra tienda online. Esperamos que lo disfrutéis.