Studio 54, la coctelera del ocio, la moda y el joie de vivre mundial
Cerca de cuatro años dan para mucho. Tanto como para hacer historia. Que se lo digan a Studio 54 y a sus propietarios, el histriónico Steve Rubell e Ian Schrager. Pocos locales nocturnos y de ocio han significado tanto para diversos sectores sociales y se podría decir que ningún local lo ha hecho en un espacio temporal tan breve. Hablamos del que se convirtió en el epicentro de toda la jet set neoyorquina de finales de los 70,quienes, ávidos de codearse entre personalidades de múltiples ámbitos artísticos, hicieron de este lugar un emblema del ocio y la libertad para los famosos más conocidos del planeta.
Sus orígenes como teatro y centro de grabación de TV
Fue el 26 de abril del 1977 cuando Studio 54 abrió sus puertas. Sin embargo, a pesar de que este es el nombre por el que ha sido conocido, el local existió desde los años 20. Siempre como un espacio de actividades de ocio y culturales, fue en 1927 cuando nació bajo el nombre de Gallo Opera House y como teatro, estrenando La Boheme.
No tuvo el éxito que tendría como Studio 54 posteriormente, pero siguió funcionando durante años hasta que en 1942 la CBS (Columbia Broadcasting System) lo adquirió. Y es que parece que el local siempre tuvo la habilidad de atraer a lo nuevo y lo que estaba de moda, ya que sirvió de centro neurálgico de la productora para emitir populares programas de TV, la cual acababa de aterrizar como novedoso medio de comunicación.
Lo que aportó Studio 54 a la moda
Sin embargo, fue en los finales de los 70 cuando el conocido local, alcanzó la categoría de emblema en la noche neoyorquina. A bombo y platillo, personalidades como Salvador Dalí, Liza Minelli o, el que sería presidente de Estados Unidos, Donald Trump dieron el pistoletazo de salida a Studio 54. Incluso, cuentan que esa primera noche en Manhattan otros ilustres como Cher o Woody Allen sufrieron en sus carnes lo que sería una tónica general del local: su exclusivo derecho de admisión.
En especial dos industrias forjaron una relación especial desde ese primer día con Studio 54. Hablamos de la música y la moda. Diana Ross y Mick Jagger estuvieron aquella primera noche en la sala que, posteriormente, cobijaría a otras voces como Grace Jones o Donna Summer. Algunos de estos ilustres músicos actuaron y, sobre todo, disfrutaron de los ritmos de la época como la popular música disco de entonces.
Pero si hay una personalidad plenamente ligada a Studio 54, esa es la de Andy Warhol. El artista, amigo del propietario Steve Rubell, pasó innumerables noches sumergido en su ambiente liberal y dotándolo de ese estilo propio que lo caracterizó. De hecho, esa forma de vestir, en la que las corbatas y las pajaritas de la época tenían tanta repercusión, marcó incluso una forma de vestir propia de Studio 54. Y es que el local, gracias a personajes como Warhol y la asiduidad con la que lo visitaban personalidades de la moda como Ralph Lauren, Halston (también presente en la inauguración) o Yves Saint Lauren, convirtieron el espacio en una auténtica pasarela y factoría de estilo.
Corbatas y pajaritas diseñadas por Ralph Lauren o lucidas por el propio Warhol, pantalones de sastre,blazers, estampados de animales, esmóquines femeninos y masculinos… Así, en Studio 54 se daban lugar las tendencias de moda de la época y lucidas por los famosos. Un estilo autóctono de la Nueva York de los años 70 y 80 que se exportaría al resto del planeta.
¿Por qué cerró Studio 54?
Aquella coctelera de ocio, música y moda en la que el hedonismo era ingrediente principal, también iba aderezada de ilegalidades. Su ambiente estaba influenciado por las drogas típicas de la época, como la cocaína. Al mismo tiempo, también se rumoreaba que el dinero entre personalidades de la política y los negocios circulaba a gran velocidad.
Todo ello sirvió para llamar la atención de autoridades y las redadas comenzaron a ser un invitado más a aquellas noches de fiesta. Así, tras una de dichas redadas, en 1980 se clausuró el emblemático espacio. Después se intentó rehabilitar y volvió a reabrirse, siempre como espacio para el ocio nocturno o ligado a actuaciones artísticas de toda índole, pero sin el éxito de antaño. Lo que siempre quedará es el legado de Studio 54 para la moda, la música y la sociedad popular neoyorquina de finales de los 70 y 80.